Nutrición
Muchos niños en el espectro autista muestran una falta de flexibilidad en sus hábitos alimenticios. Esto puede manifestarse como una insistencia en el tipo, la forma, la textura, el olor u otros aspectos que son importantes para ellos. Además, debido a que a menudo sufren de ansiedad que les resulta difícil expresar, pueden recurrir a la comida para calmarse. Numerosos estudios han encontrado una relación entre el deseo excesivo de carbohidratos, el bajo peso, los problemas digestivos y la obesidad, en relación con el autismo. Los niños en el espectro pueden experimentar ataques de rabia y conflictos en torno a la comida, e interpretar incorrectamente la sensación de hambre. En algunos casos, pueden sufrir desnutrición debido a una dieta muy limitada. En situaciones donde parece necesaria más ayuda, es recomendable acudir a un dietista con experiencia en el campo del autismo.
Consejos generales para la alimentación de niños con autismo:
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– Establecer horarios de comidas y tratar de mantenerlos. Muchos niños con autismo disfrutan sabiendo su menú con antelación.
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– Es importante evitar que la comida se convierta en un tema de conflicto o disputas. Además, no se debe utilizar la comida como recompensa o refuerzo positivo.
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– Servir comidas variadas.
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– Permitir que el niño participe en la preparación de las comidas para reducir la aversión a ciertos alimentos. El niño puede cortar verduras, ayudar en la cocina o buscar recetas que le interesen. Se recomienda hacer que la presentación de los alimentos sea divertida, como crear caras o animales con frutas y verduras, o hacer formas divertidas con los platos principales y las guarniciones.
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– Siempre intentar ofrecer algo nuevo, cambiar ligeramente la presentación de los alimentos, su composición o la disposición de los platos. Un niño en el espectro autista puede «obsesionarse» con pocos alimentos específicos, por lo que es importante ser consciente de esto y fomentar la exploración de una variedad de alimentos diferentes. Es recomendable introducir nuevos alimentos gradualmente, por ejemplo, colocándolos en la mesa y comiéndolos nosotros mismos, ofreciéndoselos cuando tenga hambre y esté esperando la comida, o animándolo a probarlos cuando vea a sus hermanos o amigos comiéndolos.
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– Ser conscientes de que hay alimentos cuya textura puede no gustarle, por ejemplo, alimentos que son demasiado blandos o demasiado duros, e intentar cambiar la forma de preparación para hacerlos más agradables para él.
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– Si creéis que vuestro hijo busca comida para aliviar emociones, hablad con él sobre los diferentes tipos de hambre. Podéis preguntarle si siente «hambre de comida», «hambre de aburrimiento» o «hambre por una sensación de malestar en el corazón».
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– Como con todos los niños, se recomienda no obligarlos a comer nunca, compartir comidas familiares, evitar comer con distracciones como pantallas y beber mucha agua.
Os deseamos que disfrutéis de las comidas y del tiempo compartido con vuestro hijo especial.
Sueño
Muchos niños en el espectro autista duermen peor que sus compañeros de edad.
En consecuencia, los estudios han encontrado que los padres de niños con autismo también están más cansados que los padres de niños sin autismo. Se ha descubierto que los niños en el espectro autista tienen una secreción significativamente más baja e irregular de la hormona melatonina, que ayuda a la regulación y calidad del sueño. Es decir, no es que se comporten mal a propósito, sino que tienen una verdadera dificultad fisiológica para dormir de manera óptima. Entre los trastornos del sueño más comunes se encuentran la dificultad para conciliar el sueño, los múltiples despertares nocturnos y el despertar temprano por la mañana.
Como resultado de los problemas de sueño de los niños, sus padres pueden adoptar hábitos de sueño no óptimos, como sentarse junto al niño hasta que se duerma o llevarlo a su propia cama durante la noche. Debido a que a estos niños les cuesta más ser flexibles, sus hábitos de sueño pueden volverse muy frustrantes. La buena noticia es que, por la misma razón, los buenos hábitos de sueño también pueden establecerse con el tiempo y convertirse en rutinas.
Es importante garantizar que todos los niños, y especialmente los que están en el espectro, tengan un sueño bueno y reparador. De lo contrario, pueden volverse irritables y cansados durante el día. La falta de sueño dificulta su interacción social, su funcionamiento general en casa y su rendimiento en la escuela. Además, la falta de sueño de los padres dificulta su paciencia y puede llevarlos a experimentar sensaciones intensas de agotamiento y estrés.
Puntos a tener en cuenta para establecer buenos hábitos de sueño en niños del espectro:
1. Es importante recordar que muchos de ellos tienen problemas de procesamiento sensorial. Por lo tanto, es recomendable ser especialmente cuidadosos con las telas que usan, la manta que les resulta cómoda, la temperatura de la habitación, el ruido o cualquier otro factor que les importe. Su dormitorio debe ser un lugar relajante y cómodo para ellos.
2. Los rituales antes de dormir son muy recomendables y se pueden comenzar una o dos horas antes de la hora de acostarse. A los niños en el espectro les gusta la rutina, y cuando se mantiene de manera ordenada, ellos colaboran más y la convivencia mejora para toda la familia. Por ejemplo, se puede establecer una rutina de cenar, bañarse, cepillarse los dientes, leer un cuento e ir a dormir. En edades más tempranas o con niños que tienen una discapacidad más pronunciada, se puede colgar un panel con dibujos que indiquen el orden de las actividades y repetirlo cada noche hasta que se convierta en una rutina.
3. Siempre debemos recordar que los niños en el espectro tienen dificultades para expresar ansiedad o miedos, por lo que muchas veces los padres no saben que el niño está angustiado. Por lo tanto, si el niño de repente duerme peor, es fundamental investigar si algo le está molestando, si no se siente bien o si tiene pesadillas. En caso necesario, se recomienda consultar con un profesional que ayude a comprender mejor el problema.
4. En algunos casos, se puede recomendar un suplemento de melatonina bajo la supervisión de un médico especializado en sueño. Sin embargo, primero es necesario evaluar si el problema proviene de razones no fisiológicas, como hábitos de sueño o angustia del niño. Además, a veces el tratamiento con melatonina ayuda a conciliar el sueño, pero cuando su efecto desaparece, el niño puede despertarse y tener dificultades para volver a dormirse. Por eso, es importante contar con la orientación del médico para decidir cómo administrar el tratamiento y si es necesario modificarlo.